-Hola- Dice el extraño en su encuentro con lo desconocido. Lo abraza, se siente como si fuera a punto de ser parte de él, se regodea; así es el extraño que recorre el cuarto para conocer lo desconocido.
¿Cómo soy yo? Porque me siento como ese extraño que recorre la habitación en busca de ojos amables. En busca de consuelo porque nada más se siente como un hogar. Pero incluso entonces me siento sola. Porque a veces no me siento como la extraña sino como la desconocida; como una mancha negra, como la nada; tratando de luchar contra los que no lo entienden, contra la ignorancia, tratando de luchar contra mí misma, contigo.
Me gustaría que tú fueras el extraño y que yo fuera la desconocida, para que así quisieras abrazarme, sentir que quieres ser parte de mí, regodearte, conocerme.
Pero en cambio, nadie ocupa ese lugar.
Y me siento sola.
Así es como nadie nunca dijo "Hola".
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